📑 El Black Metal Nazi es una afrenta al Metal y a la libertad — y no merece escenario.

En pleno 2025, es inaceptable que todavía tengamos que debatir la presencia de bandas que coquetean con ideologías nazis y fascistas dentro de la escena Black Metal —o en cualquier otra vertiente del Rock/Metal. Es un absurdo que algunas personas aún intenten justificar letras, posturas y símbolos cargados de odio y prejuicio como si fueran simplemente “libertad artística” o “shock performático”.

La verdad es clara: no existe libertad de expresión cuando se trata de promover genocidio, supremacía racial y apología a crímenes contra la humanidad. El Nazismo no es estética. No es polémica vacía. Es una mancha histórica que jamás debería ser romantizada ni transformada en bandera de marketing.

Reproducir discos, comprar merchandising o incluso darle plays en Spotify o en cualquier plataforma digital es alimentar esta máquina de odio disfrazada de música extrema. El verdadero Metal —ya sea Black, Death, Thrash o cualquier otra vertiente— siempre tuvo la rebeldía como esencia. Pero esa rebeldía es contra sistemas opresores, no una barata recreación de regímenes totalitarios.

El Rock nació desafiando, reuniendo diferentes etnias, pensamientos y culturas. La raíz está en la resistencia, en la unión, en la libertad individual —jamás en la opresión de pueblos, lenguas o culturas.

El Black Metal Nazi es un producto repugnante y totalmente contrario al espíritu del propio Black Metal y del Rock en general. No se juega con este tipo de cosas. No existe justificación para que alguna banda adopte letras y posturas nazis, ni siquiera usando la libertad artística para chocar a la sociedad con su teatrillo enfermo.

No basta con decir que “es solo música”. Toda música lleva un discurso, forma mentalidades e influye en quienes están empezando a explorar el estilo. Es obligación de fans, productores, fanzines, medios de comunicación y bandas dejar claro que el Metal no es lugar para prejuicio, racismo o fascismo disfrazado de rebeldía.

Esta discusión no es “mimimi” —es la preservación de un espacio saludable para todxs. Donde todos puedan headbanguear, expresarse, vestirse de negro, hablar fuerte, gritar contra el sistema… pero nunca para repetir los errores más monstruosos de la humanidad.

Que quede el mensaje: los nazis no son bienvenidos en el Metal. Y punto.